Después de años de lucha armada, la banda terrorista ETA se ha dado por vencida y ha declarado, a través de un comunicado, que abandona las armas. Parece ser que las últimas actuaciones policiales han desarticulado la banda de tal forma que es imposible su reconstrucción, al menos por el momento.
El fin de ETA ha sido el objetivo que han perseguido todos los gobiernos democráticos de la historia de España. Nunca antes la banda terrorista había hecho público el fin de la violencia de una forma tan clara, siempre habían recurrido a treguas, más o menos largas, que terminaban por romperse. Así pues, estamos asistiendo a un momento histórico que debe ser tratado con muchísima delicadeza debido a su importancia. En Moncloa dicen sentirse orgullosos de haber conseguido acabar con ETA a través del diálogo y la actuación policial, aunque afirman que todavía es pronto para sacar conclusiones.
Y es cierto, quedan muchos temas pendientes como qué va a pasar con los integrantes de la banda, con sus simpatizantes; con las asociaciones de vícitimas o incluso con la parte de los presupuestos destinada a la lucha contra el terrorismo.
Los españoles nos hemos acostumbrado a vivir con esta lacra social, a salir a la calle con miedo. Es por esto por lo que gran parte de los ciudadanos se han mostrado bastante escépticos ante esta situación. Una parte de la sociedad piensa que ETA volverá a aparecer cuando haya recuperado la suficiente fuerza para matar. Ahora bien, sólo el tiempo nos dirá si de verdad esto es el fin del terrorismo o sólo una maniobra de despiste más de aquellos que han manchado la historia de la democracia española.
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