domingo, 28 de diciembre de 2008

¡Ché, qué bueno que regresaste!


La dirección deportiva del Valencia se reservaba un regalo para los aficionados antes del de que acabe el año. Tras la incorporación del lateral brasileño Carleto, hoy se confirmaba mediante un comunicado del club una nueva incorporación que ha supuesto una sorpresa para la parroquia valencianista, también para la plantilla dirigida por Emery.

Esta bomba no es otra que el regreso de Pablo Aimar, quien ya militara en las filas valencianistas entre las temporadas 2000/2001 y 2005/2006. Aimar, que ya tiene 29 años, volverá al equipo donde brilló con más fuerza durante la etapa de Benítez.

Tras pasar por Zaragoza y Benfica, el payasito regresa convertido en un jugador maduro, con la inteligencia y la calma que le han dado los años. Pasó de ser la varita mágica de un equpo que marcó época a vivir el descenso con el Zaragoza y no ser llamado por su selección. Pero esta temporada algo le ha cambiado en el Benfica. En una liga más modesta, Pablo ha conseguido la tranquilidad para observarse con cierta perspectiva, para sentirse cómodo en el campo y adquirir el carácter de un líder. Precisamente la falta de carácter (junto con la irregularidad) era las principales acusaciones que recibía el argentino en sus anteriores etapas.

Pero este es otro Aimar. Tras la cara de niño que aún conserva esconde un jugador sereno y calmado, capaz de dirigir a sus compañeros y echarse a la espalda el peso de un partido entero. A los Villa, Mata, Joaquín y Silva se les une otro de esos “locos bajitos” de pincel fino. Falta saber si Emery inventará un esquema en el que quepan todos juntos o el de River tendrá que esperar su oportunidad. Pero de momento, qué más da, Mestalla recupera a su hijo pródigo. De él, solo de él, dependerá que las gargantas de los aficionados recuperen un olvidado estribillo, aquel que lo enviaba al olimpo de los inmortales, como Kempes y el Piojo…

No hay comentarios: